Iglesias

IGLESIA Y CAMPANARIO DEL PUEBLO DE TARAPACÁ

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Otras denominaciones: Iglesia San Lorenzo de Tarapacá
Decretos: Decreto Nº 5058 (1951)
Localización: Tarapacá, Tamarugal, Huara
Referencia Localización: Pueblo de Tarapacá
Categoría: Monumentos Históricos
Tipología: Inmueble

Religioso / Ceremonial
Conocida como Iglesia de San Lorenzo de Tarapacá, este antiguo templo fue construido en el año 1720 según consta en la inscripción existente en su puerta principal, en la hoy despoblada localidad de San Lorenzo de Tarapacá, ubicada a 177 km. de Iquique.
Su edificación se realizó luego de que se descubrieran en Tarapacá, por entonces parte del Virreinato del Perú, importantes yacimientos de plata, que dieron inicio al periodo más promisorio para la zona durante la época de la colonización y evangelización española.
Originalmente esta iglesia fue edificada como la mitad de lo que es en la actualidad, pues estaba conformada por una sola nave principal de forma rectangular y un campanario de 28 metros de altura. Es posible que la iglesia también tuviera dos sacristías, guardando la clásica disposición simétrica en forma de cruz; aunque sólo se conservaron restos de la sacristía noreste, no habiendo evidencia de la otra.
Cuando un sismo derrumbó la nave principal, uno de los muros que quedó en pie fue aprovechado para reproducir la iglesia a un costado del lugar en que se encontraba la original. Años después, en 1758, se redescubrió la antigua mina de plata de Huantajaya, a partir de cuyo auge económico fue posible reconstruir la nave original quedando una iglesia doble a la que, en la pared del centro, se le abrieron dos arcos que permitieran conectar ambas naves. Las obras de ampliación, atribuidas al minero Juan Basilio de la Fuente, se habrían iniciado en 1760 e incluyeron, además de la nueva nave paralela a la existente, un transepto, un presbisterio, una nueva sacristía, un velatorio y un campanario exento.
De este modo, la iglesia se convirtió en un templo atípico, al tener dos puertas, dos naves centrales y dos altares; a diferencia de la mayoría de las edificaciones de este tipo, que por lo general cuentan con un número impar de naves.
La ampliación fue construida en base a muros de adobe de 1,70 metros de espesor y un sistema estructurado de madera por el exterior. La techumbre, originalmente edificada a dos aguas, fue cambiada por una de mojinete a tres aguas, similar a las de otras construcciones de la época ubicadas en la zona. Su cubierta fue hecha de cañas y una capa de argamasa de tierra con paja. En el siglo XIX se le incorporó a la nave principal un cielo de tablas machihembradas.
Ya en el siglo XX, después de que la zona pasara a formar parte del territorio chileno, la Iglesia de Tarapacá sufrió numerosos siniestros, entre los que se pueden mencionar un incendio en 1955 que la dejó prácticamente en ruinas y los sismos de 1976 y 1987 que atentaron sobre su estructura.
En 1988 el Obispado de Iquique suscribió un convenio de cooperación con la Universidad de Antofagasta, a través del Instituto de Investigaciones Antropológicas de la Faculta de Educación y Ciencias Humanas, en virtud del cual se hizo un diagnóstico de la condición del monumento y un proyecto de restauración que abarcó la consolidación estructural, restauración de la capilla, techumbres y altares. Dicho proyecto fue elaborado por el conservador Eduardo Muñoz, la arquitecta Ana Verónica Godoy y el ingeniero civil Jorge Skorin y su ejecución estuvo sujeto a la recaudación de fondos por parte de los feligreses, por lo cual se ejecutó secuencialmente entre el año 1988 y el año 2003, cuando se realizaron los trabajos en el velatorio.
El año 2003, la comunidad y el obispado solicitaron autorización para la apertura de un vano que comunicara la nave principal con el transepto en vista de colocar allí la imagen de San Lorenzo, santo patrono de la iglesia de Tarapacá.
El terremoto del 13 de junio de 2005 provocó un colapso generalizado en el templo, el que se derrumbó casi en su totalidad, mientras que su campanario sufrió daños en el tambor superior. Se constató un comportamiento no colaborante entre las estructuras de adobe y aquellas de hormigón armado incorporadas en la última restauración. Sin embargo, las nuevas labores de reconstrucción también fueron realizadas en hormigón armado, a raíz de los riesgos que suponía realizarlas en adobe. Las obras fueron financiadas gracias al aporte realizado al Estado por parte de la minera Doña Inés de Collahuasi, por concepto de donaciones culturales.
La importancia de esta iglesia reside tanto en su valor histórico como cultural, pues cada año, el 10 de agosto, se reúnen a su haber miles de personas en una fiesta en la que, con bailes y procesiones, se rinde culto a San Lorenzo.
La iglesia de San Lorenzo de Tarapacá fue declarada Monumento Histórico el 6 de julio de 1951.
Decreto 5058 (1951)

IGLESIA DE HUASQUIÑA

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Decretos: Decreto Nº 1638 (1983)

Localización: Tarapacá, Tamarugal, Huara

Referencia Localización: Pueblo de Huasquiña

Categoría: Monumentos Históricos

Tipología: 

  • Inmueble
  • Equipamiento
  • Religioso / Ceremonial

Su construcción se remonta hacia el año 1752, según se lee en la inscripción de la entrada y reedificada en 1885 fecha inscrita en la dovela superior o clave de la ventana ubicada en el muro testero. El estilo arquitectónico puede ser considerado dentro de lo que conoce como barroco andino, manifestado en el frontis de la iglesia especialmente las decoraciones en piedra que adornan el arco de entrada. Edificio de una nave con planta en forma rectangular sin recintos anexos, sus muros sen de piedra y estuco de barro, con techumbre de dos aguas cubierta de paja brava, atrio delimitado por banda de piedra.

En 1985 tuvo una intervención en la que se agregaron elementos estructurantes de hormigón armado, rellenos de piedra y barro. La torre fue semi reconstruida. Producto del terremoto del 13.06.05 sufrió daños de distinta gravedad: la sacristía y el baptisterio quedaron totalmente colapsados, mientras que el fronstispicio y muro testero se encuentran fracturados. La fachada sufrió el desprendimiento de piedras labradas y los muros laterales se encuentran agrietados. Fuentes: Dirección de Arquitectura del Ministerio de Obras Públicas y Consejo de Monumentos Nacionales Informe «Daños causados por el Terremoto del 13 de junio de 2005 en las construcciones de valor patrimonial de la I Región de Tarapacá», 1 de julio 2005.

IGLESIA DE NUESTRA SEÑORA DE LA CANDELARIA DE SOTOCA

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Decretos: 

Decreto Nº 5705 (1953)

Localización: 

Tarapacá, Tamarugal, Huara

Referencia Localización: 

70 km al noreste de Huara, Pueblo de Sotoca

Categoría: 

Monumentos Históricos

Tipología: 

  • Inmueble
  • Equipamiento
  • Religioso / Ceremonial

El pueblo de Sotoca se sitúa a unos 200 km. al este de la ciudad de Iquique, entre las áridas planicies del desierto de Tarapacá y el altiplano atacameño, en una de las entradas del altiplano Andino Americano y del Parque nacional de Isluga.

En el centro del poblado, frente a la plaza que ordena gran parte de los edificios existentes, se sitúa la iglesia colonial de Nuestra Señora de la Candelaria de Sotoca.

Una inscripción permite datar al edificio en el año 1774. No obstante, un estudio minucioso reveló que existe una fractura megalítica en las fundaciones de la iglesia que es propia del siglo XVII, vale decir, un siglo antes.

El contexto histórico de la Iglesia de Sotoca está inscrito dentro del proceso de colonización y evangelización llevado a cabo por el Imperio Español en Andino América, por medio de la fundación de ciudades, la enseñanza del arte, la arquitectura y la escritura occidental, y la suplantación por la fuerza de cultos y espacios; lo que derivó en procesos de aculturación de la América Precolombina.

El desenlace resultó en un marcado sincretismo cultural que trasciende hasta la actualidad como cultura mestiza o criolla, y tiene como factor común la historia de un encuentro entre dos mundos; conformando así, junto a otros elementos, la identidad cultural, no solo chilena, sino latinoamericana.

La iglesia tiene una planta en forma de cruz latina. Además de la piedra, en la edificación se emplearon materiales procedentes de tradiciones españolas y precolombinas que originaron una arquitectura vernácula o local. Dentro del conjunto de los materiales empleados en la edificación, pueden señalarse la madera, el adobe, la paja brava y la argamasa de tierra

La fachada exhibe un arco hecho con sillares de clara herencia española. Se puede distinguir a lo alto la clave que exhibe un escudo español forjado a golpes y al calor del fierro. El paramento de la fachada, que a ratos es parejo y a ratos disparejo, se soporta gracias a los nervios de las esquinas que resultan ser contrafuertes escalonados y dispuestos simétricamente.

En el lado derecho de la fachada es posible apreciar un campanario en un torreón de tres cuerpos, con un vano en cada lado de su segundo y tercer cuerpo, ancho en su base y más alto que gran parte de los edificios locales. Pese a que el torreón es una innovación proveniente de la España imperial, todo el alzado tiene claros elementos vernáculos sitúan al edificio en el estilo Barroco Andino.

Al interior, la iglesia está organizada en una nave central y un transepto. En la nave central se observan delimitadas tres zonas. La primera corresponde a la formada por tres arcos de medio punto de piedra canteada que marcan el acceso a la nave y sustentan al coro. La segunda corresponde a la zona en donde se ubican los fieles, y la tercera está marcada por un arco de madera y grada de piedra anunciando la zona del presbiterio y del altar. Dentro de esta última zona se encuentran dos capillas laterales alineadas que forman la nave transversal y en ello dan forma a la planta en forma de cruz latina.

Los paramentos interiores laterales han sido enriquecidos con diversos murales que datan de finales del siglo XVII y/o comienzos del XVIII, constituyéndose así en los antecedentes de pintura mural más tempranos de la región.

Más allá del altar, el retablo en madera tallada dorada al estilo Barroco y de gran formato, conduce la mirada y le ordena, enmarcando a los ídolos y santos.

La Iglesia de nuestra Señora de Sotoca es un fiel vestigio de la transculturación durante el proceso de colonización y evangelización española en la América Andina. Por esta razón fue declarada Monumento Histórico en el año 1953.

Dado a su mal estado de conservación y deterioro progresivo con riesgo de desplome, el 17 de junio del 2004, el obispado de Iquique otorgó un permiso especial para la restauración de la torre del campanario de la iglesia de Sotoca.

Referencias:
CMN. Expediente histórico. Iglesia de nuestra señora de la candelaria de Sotoca.

Decreto 5705 (1953)

IGLESIA DE USMAGAMA

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Decretos: Decreto Nº 5705 (1953)
Localización: Tarapacá, Tamarugal, Huara
Referencia Localización: Km 64 de la carretera internacional entre Huara y Colchane, Pueblo de Usmagama
Categoría: Monumentos Históricos
Tipología: Inmueble

Religioso / Ceremonial
La iglesia de Usmagama se ubica en el pueblo del mismo nombre, a 160 kilómetros de Iquique, I Región de Tarapacá, y a 2.750 metros sobre el nivel del mar.
La fecha de fundación del poblado es una incógnita, pero se especula una larga data pues está rodeada de terrazas y andenes preincaicos. El templo fue construido en el siglo XVII, y al igual que otras iglesias de la época, presenta un estilo barroco, ricamente alhajado.
Su portada de piedra blanca está flanqueada por columnas talladas en espiral, con bases y capiteles que muestran símbolos sacros y ángeles. En el interior destacan un gran retablo de madera y obras de albañilería.
El edificio consta de una sola nave con dos recintos anexos, sus muros son de adobe y recubiertos con cal, su techumbre de dos aguas está cubierta de zinc, y exhibe una torre adosada y un atrio delimitado por una banda de piedra.
Por lo representativo del Barroco Andino, por el valor artístico de sus elementos constructivos y por la relevancia cultural que tiene este edificio para la comunidad altiplánica, fue declarado Monumento Nacional el 3 de agosto de 1953.
El terremoto del 13 de junio de 2005 produjo un colapso total en la Iglesia, quedando en pie solo algunos vestigios del muro oriente. Este movimiento sísmico destruyó 36 iglesias en los pueblos del interior de la región de Tarapacá, lo que repercutió en un masivo éxodo de la población, puesto que los asentamientos altiplánicos se estructuran en torno a sus templos religiosos. En el año 2010 se inició un plan de reconstrucción de los templos afectados, pero es un año más tarde que se inicia la restauración en Usmagama.

CAPILLA DE LAONZANA

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Decretos: Decreto Nº 13 (2009)
Localización: Tarapacá, Tamarugal, Huara
Referencia Localización: Pueblo de Laonzana, Ruta A-545
Categoría: Monumentos Históricos
Tipología: Inmueble

Religioso / Ceremonial
A partir del siglo XVI el adoctrinamiento religioso impartido por los sacerdotes españoles en poblados y comunidades Aymaras de la Región de Tarapacá, hizo que estas comunidades experimentaran un proceso de cambio en su cosmovisión religiosa, cultural y social.
La primera capilla de Laonzana, se habría levantado a mediados del siglo XVII, en el marco de la evangelización impartida por misioneros venidos desde el Cuzco. Bajo el alero del templo mayor de Mamiña se construyen las capillas de Huaviña, Limaxiña, Noasa, Coscada, Sibaya, Mocha, Puchurca y Laonzana.
Es muy probable que la construcción actual de este espacio religioso, se haya realizado durante la ocupación peruana de mediados del siglo XIX, lo que se deduce a partir del análisis de los colores del altar de la capilla, que corresponden a los colores patrios del Perú.
Desde sus inicios la capilla de Laonzana, posibilitó la formación de caseríos y poblados. Hasta hoy, ha sido un espacio que ha facilitado la mantención de diversas prácticas que resguardan y refuerzan la identidad local y las tradiciones ancestrales de la población. Potenciando en sus habitantes el sentido de pertenencia y la toma de conciencia de la necesidad de resguardar y conservar este espacio comunitario.
Prácticas como las procesiones, las fiestas y ceremonias religiosas, dan cuenta del sincretismo cultural, producido por el encuentro entre las comunidades originarias y los españoles.
Es fundamental el valor de la Capilla de Laonzana, como espacio vivo, un espacio social (1) de encuentro y confluencia de la comunidad. Que desde sus inicios hasta hoy, ha sido un polo de generación de iniciativas de orden económico, social y cultural de sus habitantes: posibilitando el intercambio comercial, la actividad agrícola, la ganadería, entre otras. Que han permitido la supervivencia de la población y principalmente la pervivencia de sus tradiciones culturales.
Antecedentes Arquitectónicos
La capilla de Laonzana está ubicada en la calle principal de la localidad. Emplazada en una superficie de 1200 m2 y con 380 m2 construidos, actúa como eje divisor entre el poblado y los espacios para los cultivos agrícolas, ubicados en la quebrada. Desde sus dependencias es posible tener una visión panorámica del paisaje.
Similar a otras capillas del altiplano, su construcción se realizó con la técnica tradicional del adobe. Material que presenta volúmenes limpios, líneas simples y puras.
La capilla se estructura a partir de una planta de cruz latina. Su nave central remata en el presbiterio, donde se encuentra con el Altar Mayor. A uno de sus costados se ubica una capilla y en el otro, una sacristía. En su entrada oriente, está la torre campanario: sostenida por uno de los cuatro contrafuertes de esquina, del edificio. La torre es de base de piedra y barro, con revoque de barro blanqueado, una estructura superior de madera y plancha de zinc ondulado.
La construcción se caracteriza por el uso de contrafuertes de piedra -como elemento constructivo- los que refuerzan la estructura total del edificio. Estos contrafuertes verdaderos taludes en piedra de grandes dimensiones, configuran un elemento que identifica y distingue a la capilla de Laonzana, dando cuenta, de la confluencia de técnicas constructivas presentes en los pueblos originarios: como el sistema de taludes y el uso de contrafuertes, de procedencia europea.
Su fachada es propia del estilo barroco-andino correspondiente al período colonial, y presente en otras capillas de la zona: Posee columnas salomónicas y decorados florales en el vano del acceso principal.
Fuentes
Capilla de Laonzana, Expediente Monumento Histórico, CMN,
Díaz A., Alberto. «Devoción templos y administración de eclesiástica en los Andes Tarapaqueños». Iquique 2004Ramón Paniagua José, Vocabulario básico de arquitectura, ediciones Cátedra, 1993, España.
Autor de la reseña Eugenia Beatriz Velasco V, alumna en práctica CMN, Enero 2011
(1) Henri Lefevbre en : Proyecto de Restauración Iglesia de Laonzana: considera el espacio: como una construcción social, no sólo como construcción forma, material, sino, como un espacio que contiene significados, al ser socialmente construido . La production de l»espace. Editorial Anttrhopos. 4ª edición 2000.París. Francia.

IGLESIA DE SIBAYA

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Decretos: Decreto Nº 13 (2009)
Localización: Tarapacá, Tamarugal, Huara
Referencia Localización: Pueblo de Sibaya, Ruta A-525
Categoría: Monumentos Históricos
Tipología: Inmueble

Religioso / Ceremonial
Internándose en el desierto de Tarapacá llegando al límite entre pampa y altiplano, en la provincia del Tamarugal en la comuna de Huara. Se sitúa la localidad de Sibaya. Poblado que junto a las comunidades de Usmagama, Mocha y Guasquiña; data del periodo precolombino y se constituye como un importante escenario en el proceso de la colonización y evangelización Andino Americana.
El poblado asentado en una zona de influencia Aymara, por orden de Francisco Pizarro, inicialmente se encomendó con el nombre de Tarapacá al señor Lucas Martínez Vegazo en el siglo XVI (1).
Entre los años 1540 y 1606, este poblado perteneció a la jurisdicción eclesiástica del arzobispado del Cuzco. En este periodo la actividad y presencia del obispado fue financiada por los encomenderos. Posterior a esto, a partir de las primeras décadas del siglo XVI, la nueva administración del Obispado de Arequipa se hace cargo de la Iglesia de Sibaya y sus alrededores, hasta el término del periodo colonial e inicio de la república (2).
En el poblado, la iglesia de Sibaya se distingue por ser uno de los hitos centrales al ser reconocida desde gran parte del plano urbano y por estar a poca distancia de otras instituciones sociales como la escuela local.
La iglesia, además de ser un importante testigo del proceso de colonización y evangelización, también fue un importante escenario en la Guerra del Pacífico y en el posterior periodo conocido como «Auge del Salitre»; al evidenciar el abandono de muchos poblados debido a las migraciones ocurridas por las necesidades de extracción del salitre de finales del siglo XIX y principios del siglo XX (3).
Sumado a estos argumentos culturales, la singularidad de la Iglesia de Sibaya, también se explica debido a que actualmente es soporte de numerosas costumbres como la fiesta del patrono San Nicolás, la cual tiene sus raíces en época colonial. Vale también mencionar que, la Iglesia de Sibaya, por todo lo expuesto, cuenta con el reconocimiento y declaratoria de monumento nacional desde el año 2009 (4).
Antecedentes Arquitectónicos
La estructura está hecha a partir de materiales locales como la piedra, madera, baldosa y adobe. El sistema constructivo empleado es mixto, vale decir, existen elementos constructivos vinculados con el sistema de Pircas, albañilería de adobe, mampostería de piedra y quincha, este último característico del siglo XIX y sus adelantos técnicos (5).
El sistema predominante es el de «Pircas», sistema que consiste en construir los paramentos sobre la base de piedras adosadas con tierra compactada de grano fino sin labrar.
La planta del edificio es en forma de cruz latina. Posee una nave central que se encuentra con la sacristía y una capilla en los extremos del transepto y un altar mayor en la cabecera. El alzado del edificio está hecho con pircas que están hechas a manera escalonada (6).
En la fachada, pueden observarse dos columnas ornamentales que encierran un arco de medio punto, cual a su vez, soporta un paramento que no presenta vanos. Más arriba, se observa una continuación del paramento de madera que posee un vano con forma de cuadrado y una cubierta de zinc soportada por vigas.
En el interior, la iluminación resalta al retablo Andino Barroco. Pensado para conmover y promover la reflexión en los fieles y visitantes. También pueden observarse, siguiendo la nave central, decorados con motivos vernáculos.
Autor de reseña; JP Townsend Sotomayor; Alumno en práctica de Historia del Arte; CMN. Febrero 2011.